Acompañamos a niños, niñas y sus familias en su día a día, reconociendo y valorando la singularidad de cada individuo y su estilo único de aprendizaje.
A continuación, detallamos los seis aspectos distintivos que definen nuestra escuela como un entorno único para el crecimiento, la creatividad y la experiencia vital.
La infancia es un período de iniciativa propia, marcado por la exploración, la espontaneidad, la transparencia, la creatividad y la felicidad.
Reconocemos que, con una perspectiva única y diferente a la de los adultos, los niños y niñas necesitan tiempo y tranquilidad para descubrir el mundo que les rodea y asumir un papel activo en su propio aprendizaje.
En EMPI, valoramos la singularidad de cada niño y niña, reconociéndolos como seres completos, capaces, únicos e irrepetibles, con una historia de vida y un contexto familiar específico.
En EMPI, cada rincón de nuestra escuela es concebido como un entorno educativo. Son espacios de juego diseñados específicamente para satisfacer las necesidades de los niños y niñas que los disfrutan.
Adaptados constantemente, estos ambientes son dinámicos, cuidadosamente organizados y poseen una estética propia, brindando así experiencias enriquecedoras y estimulantes para su desarrollo integral.
En EMPI, creamos ambientes enriquecedores con una amplia variedad de materiales, muchos de ellos no estructurados, distribuidos estratégicamente para fomentar la exploración autónoma y la libertad de juego.
Estos espacios están diseñados para inspirar la creatividad y el pensamiento divergente, facilitando así aprendizajes significativos y de alta calidad para los niños y niñas.
La infancia es capaz.
Establecer las condiciones suficientes de seguridad física y emocional va a permitir que niños y niñas puedan explorar el mundo que les rodea de manera tranquila y confiada.
Acompañamos a la infancia, respetamos las posturas que van adquiriendo de manera natural, a su ritmo, sin imponer.
Gracias al movimiento libre, cada paso que consigue por ellos mismos, es un avance hacia su autonomía.
Observar y escuchar de manera activa a los niños y niñas en cada momento del día, para descubrir qué les interesa, y dar respuesta coherente y ajustada con nuevas propuestas, es la finalidad de nuestra evaluación como personas educadoras.
Documentar los procesos, descubrimientos, experiencias, aprendizajes...,permite poder compartir y visibilizar con toda la comunidad educativa lo que ocurre en el día a día en la escuela.
Es esencial para seguir creciendo como docentes estar en continua formación, tener una actitud de aprendizaje continuo, estar dispuesto a sorprenderte cada día y mantener el compromiso profesional de hacerlo bien.
Nutrirnos de experiencias pedagógicas exitosas que se han llevado a cabo en otros lugares, intercambiar experiencias y dificultades, nos enriquece como profesionales.
Jugar es disfrutar, es descubrir, es conocer, es aprender, es crecer y para ello, los niños y niñas necesitan sentirse seguros, acompañados y mirados desde la confianza, su espacio y su tiempo sin interferencias y disponer de materiales que enriquezcan su actividad.
El juego espontáneo es la manera natural de aprender, de relacionarse con el mundo y de comunicarse que tiene la infancia.
Dentro del perfil profesional del centro caben valores como: el compromiso con la educación, el trabajo cooperativo, la capacidad de sorprendernos y la ilusión de poder contar con un proyecto que acompaña nuestras inquietudes profesionales.
El Equipo EMPI incluye: directora, coordinadora pedagógica, responsables de formación presencial y online, 10 tutores de aula, 3 apoyos educativos, un cocinero, una pinche de cocina y personal de limpieza.
En EMPI consideramos que el espacio/ambiente es educativo e influye en el desarrollo de aprendizajes, por lo que lo cuidamos tanto atendiendo a la seguridad como a los intereses y motivaciones de los niños y niñas que habitan nuestra escuela.
El diseño arquitectónico de nuestras instalaciones, está pensado para que sean un lugar de encuentro, que acojan, favorezcan y posibiliten un desarrollo armónico, lo más pleno e integral posible en todas las áreas: cognitiva, motriz, comunicativa y social y afectiva.